Crímenes de oportunidad: El Blog del Crimen imagen

Un robo no debe de verse como “parte de lo que ocurre a diario”; una violación, “algo que se incitó a que ocurriera”; un secuestro, “para qué tiene y presume, entonces….”

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Se han mencionado en anteriores artículos las altas tasas de criminalidad y la recurrencia de muchos delitos a nivel de toda la República. Las estadísticas lo reflejan, las cualidades y calidades de los crímenes han ido evolucionando y los medios escritos digitales e impresos los reportan sobre una base diaria.

Las investigaciones criminales se realizan siguiendo los delitos que reportan autoridades, víctimas, vecinos y amigos. La mayoría de las veces, estos delitos están tipificados en el código procesal penal y llevan una línea de ruta establecida: Homicidios, asesinatos, extorsiones, secuestros, robos, hurtos y femicidios, para citar algunos.

Se menciona esto porque están los denominados crímenes de oportunidad. ¿En qué consisten? ¿Cuáles son? ¿Por qué ocurren? Consisten en aquellos crímenes que se cometen aprovechando la coyuntura de otros. Se ha planificado un secuestro de alguien, se realiza y se toma ventaja para pedir extorsión, asesinar a la víctima o incriminar a otras personas, tengan o no relación con lo inicialmente planificado.

Blanqueo y violencia

Otro ejemplo consiste en delitos de cuello blanco, préstamos bancarios en los que se “aprovecha” el momento y se blanquean fondos o se crean empresas fantasma con fines diversos y confusos. También están las agresiones a mujeres que iniciaron como tales, finalizando en muertes brutales tipificadas como femicidios. Otro ejemplo es la violencia en contra de niños, adolescentes y personas de la tercera edad, quienes siendo vulnerables sufren maltratos, vejámenes, agresiones, golpes y palizas que son “encubiertas y atribuidas” en muchos casos a personas ajenas al círculo familiar –no siendo así en otros, ya que son cometidas por miembros cercanos a las víctimas.

La ocurrencia se da a todo nivel socioeconómico, contexto urbano y rural, de formación literata o no. Esto hace que la investigación sea de alta complejidad, ya que el origen real de su comisión se hace difuso y muchas veces divaga entre lo obvio y lo oculto. En nuestro país es muy común su ocurrencia y recurrencia. Esto se refleja en cómo denunciar por parte de las víctimas, a dónde acudir, cómo hacerlo, qué denunciar y, más importante aun, qué información proporcionar para que sea útil, precisa y concisa.

Se ha dicho hasta la saciedad que las víctimas y los familiares denuncien ante las autoridades los crímenes sufridos, lo cual es positivo. Pero es de subrayar que no es tan simple ni sencillo hacerlo. Los crímenes de oportunidad están enraizados en nuestra sociedad, ya que un sistema débil de justicia y una investigación criminal basándose en la obviedad y no en la disgregación del fenómeno y su concomitancia con otros hacen que la denuncia pueda ser vaga y vacía, siendo un acto meramente administrativo y no de profundidad de análisis.

Qué hay debajo del crimen 

La tipificación primaria de los delitos por parte de las autoridades en las escenas de crimen menoscaba lo sufrido por las víctimas desde el inicio de las agresiones. Un robo no debe de verse como “parte de lo que ocurre a diario”; una violación, “algo que se incitó a que ocurriera”; un secuestro, “para qué tiene y presume, entonces….”; o una agresión a un menor o adulto mayor porque “es que es muy necio y hay que corregirlo”. Esto nos lleva a la tipificación secundaria de factores que pudieron contribuir a que esto ocurriera: Entorno familiar, pertenencia o no a grupo delincuencial, adquisición de bienes de forma lícita o ilícita y asociación con anillos de corrupción. En síntesis, qué es lo que se muestra y qué es lo que subyace debajo o sobre esto.

Hay muchos crímenes que se esclarecen por el hecho de conjuntar las piezas en un momento y espacio determinado; otros, lamentablemente –en su mayoría– no son esclarecidos porque pueden ser encasillados como crímenes de oportunidad, que basándose en lo poco evidente y en la poca o nula disgregación de factores pueden llegar a no dilucidarse. Esto contribuye a la repetición en las mismas áreas y a la recurrencia de crímenes en condiciones similares. Además, también contribuye al olvido por parte de las autoridades encargadas de investigar y sancionar penalmente a los victimarios.

BLOG DEL CRIMEN: POR FEDERICO REYES




Doctor en reconstrucción facial por la universidad de Glasgow, Escocia. Catedrático del curso de análisis criminal y pensamiento lateral en Unversity College London, Inglaterra. Asesor para MP, INACIF, PNC y Naciones Unidas

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