Como me dueles mi Guatemala, hemos perdido el valor por la vida imagen

Ataques armados a pilotos y hospitales, centros penitenciarios colapsados y escándalos de corrupción son el diario vivir en Guatemala. La mañana del 16 de agosto de 2017 deja una huella.

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Ataques armados a pilotos y hospitales, centros penitenciarios colapsados y escándalos de corrupción son el diario vivir en Guatemala. La mañana del 16 de agosto del 2017, deja una huella en la historia, por el fallecimiento de siete seres humanos en el Hospital Roosevelt, siete ciudadanos que ahora pasan a la lista de víctimas de un Estado sin control.

La rabia y la impotencia invade mis entrañas al recordar la crisis en la que han permanecido los hospitales desde hace más de 10 años. ¿Cómo es que se permite la muerte de recién nacidos por falta de oxígeno o un brote de bacterias? Cómo es que los delincuentes son atendidos en los mismos centros de salud donde se encuentran internados ciudadanos inocentes?

Tampoco, podemos olvidar las veces que se ha tenido que cerrar la consulta externa por amenazas y extorsiones, omitiendo la responsabilidad de prestar servicios básicos, llegando incluso a la muerte de ciudadanos, que por derecho, merecen esos servicios. Pero, lo que más me enfurece son esas respuestas, siempre tan cínicas de nuestros líderes, alejadas de tener una consciencia profunda y real por lo que les sucede a los ciudadanos que alguna vez confiaron en ellos y los llevaron al poder.




Escuchaba hoy las palabras del director del Hospital General San Juan de Dios, en la conferencia de prensa, y la frase de su diálogo que más me llamó la atención fue “las medidas que se van a tomar a partir de hoy en los hospitales”.  A lo que cuestiono ¿Las medidas no se toman antes de que suceda una tragedia? Durante los últimos acontecimientos se establecía que los médicos debían ingresar debidamente identificados, además que no se permitiría deambular en algunas áreas del hospital. Discúlpenme señores pero esas son reglas de cajón que se tienen en cualquier hospital del mundo, no son medidas que se toman a raíz del lanzamiento de una granada en un centro de salud o una amenaza de parte de un criminal, tampoco son aquellas que puedan detener una tragedia como la de este miércoles.

¿Entonces en qué estamos? ¿Será que para tener esa verdadera seguridad un ciudadano guatemalteco necesita ser atendido por un médico privado? Déjenme recordarles a ver si toman un poco de consciencia, que este servicio es “de lujo” e inaccesible para más del 59 por ciento de la población que vive con menos de Q.30 al día; ¿qué nos queda entonces? ¿Deben estas personas arriesgar su vida para tener derecho a la salud?




A lo que ustedes llaman “medidas de seguridad” yo llamo ineficiencia, ingobernabilidad y una lenta capacidad de reacción y prevención, donde una vez más, se ha evidenciado el desprecio y falta de valor por la vida. En un país, como Guatemala, donde criminales exigen que se cumplan sus derechos pero ellos no cumplen con los del prójimo, se necesita actuar con rigidez, porque esto parece una anarquía.  

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