Blog de música: Siete palabras o la orfandad de una separación imagen

Adelante, recuerdos. Pasen a matarme mientras sonríen. No se disculpen y, de paso, límpiense las patas en mi corazón.

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¡Ay! Esto no me lo esperaba: abrir la caja de un disco que ha estado refundido –casi olvidado– y empolvado y adentro, en la contraportada, la letra de J. con la inscripción “Este no es el tuyo…”  

Antes que mi memoria reaccione y me haga mierda con la historia que viene con esa inscripción, cierro el disco despacito pero con prisa. Lo devuelvo a su lugar y agarro otro en un intento por salvar mi alma de la nostalgia, pero a pesar de la urgente señal de S.O.S. mi barco igual se hunde porque en este disco, en lugar del socorro, está el resto de la oración: “Este tampoco”.

Fuck. Adelante, recuerdos. Pasen a matarme mientras sonríen. No se disculpen y, de paso, límpiense las patas en mi corazón.

Sin derecho de respuesta a tan contundentes siete palabras, porque pues, han pasado años, no me queda más que contestar (a nadie) que la aclaración escrita en esos discos está de más, my dear, porque ahora sé que los míos los tenés tú.

Aparte del amable recordatorio escrito hay otro detalle que confirma que estos no son mis CD´s. Una de las portadas tiene manchas de fluidos por un accidente. Y cuando digo fluidos me refiero a sangre, por supuesto. Si fuera la mía, el hierro contenido en esas gotas no oxidó el recuerdo. Si fuera la de J., probablemente sí lo corroyó.

Es cierto. Estos discos eran los de J., le encantaron y se los regalé por amor y para que los tuviera entre sus disquitos –que eran, digamos… pocos– y también (secretamente) para evitar que las copias de mi colección andaran entre el carro de arriba para abajo. Dos discazos tan sublimes y tan dignos de que cada quien tuviera el ejemplar en original. “Me los regalaste para que no toque los tuyos”, me desenmascaraba. Y es que J. me conocía lo suficiente como para saber que mi egoísmo musical no tenía límite, defecto que aceptaba con risita porque el resultado era que, como gato, le llevaba yo objetos a sus pies para agradarlo. En otras palabras, se beneficiaba de mi culto a la música.

Toda separación merece un soundtrack (o por lo menos un cover)






Las siete palabras escritas con puño y letra de J. en dos discos me han hecho pensar en el momento en el que cada quien empacó sus cosas y tomó su camino. O sea, cuando toca agarrar lo que se puede y largarse.

“But whatever you wish to keep you better grab it fast”, diría el gran Van Morrison en la canción It´s all over now, Baby Blue; esa rola que no es de él, pero ES de él, algo así como los discos que acabo de encontrar y que, en aquel entonces, me quedaron por coincidencia.

“The highway is for gamblers better use your sense, take what you have gathered from coincidence”, dice una de mis estrofas favoritas de la canción.

En realidad el autor de It´s all over now, Baby Blue es Bob Dylan, pero la rola le pertenece a Van Morrison. Dylan la escribió, pero Morrison la sufrió. La versión de Dylan no transmite lo que el cover de Morrison sí: sentir la orfandad que deja una separación. Tremendo poema de Bob, pero solo lo canta; Van, en cambio, agarró camino sin rumbo.

La he oído infinidad de veces y siempre me descoloca. Y en ese revoltijo de emociones le saco la madre a Dylan:  “¡esa rola no es tuya!”, como si me oyera. Pero todos sabemos que sí es de él.






Cualquier melómano decente, cuando se trata de covers, les recomendaría oír la versión original de la canción. Yo les digo no, en este caso no hace falta. Créanme, les estoy dando un buen consejo. Trillado, pero aquí ni Van Morrison era el alumno ni Bob Dylan fue el maestro.

Morrison le hace justicia a la canción desde la intro. Empieza con bajo y solo en ese pequeño pero elementalísimo detalle se harta a Dylan. Sí, señores fanes de Bob, con todo y Premio Nobel, este ES un asunto de justicia musical, sobre todo porque no hay ni una sola fucking harmónica en toda la rola de Van. THANK GOD.

¿Qué fibra le tuvo que haber tocado a ese hombre la canción para asimilarla y dejarla perfecta? Bob Dylan es sin duda un gran poeta, pero Van Morrison es un gran músico.

“Your lover who has just walked through the door has taken all his blankets from the floor”. Himno.

En esta historia, que no es cover pero que merece uno, cuando J. salió por la puerta se llevó los cuadros y dejó las paredes vacías. Todos eran suyos. Yo me quedé con la colección de discos, la mayoría eran míos. Move on, la vida muerde y besa. 

Blog de música de Max




Desobediente. Generación X.

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