Vender para sobrevivir imagen

Son historias que podemos encontrar cuando caminamos, ¿sabes cuánto gana un vendedor ambulante?

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Diferentes historias podemos encontrar en la calle, vas caminando y te encuentras con distintos personajes. Unos venden flores, otros chicles, incluso son “ruleteros”. ¿Sabes cuánto puede ganar una persona con un sueldo informal? 

Entre las horas pico de San Cristóbal, un personaje resalta de los pequeños buses que transportan desde Pacific Center hasta la última parada de bus del Bulevar Sur. “Pasaje, les encargo vuelto por favor”, comienza a pedir Carlos, un niño de 10 años que trabaja todas las noches como ayudante para un conductor, que muchas veces es su papá.

Se gana el odio de muchos, al tener que ser portador de malas noticias para los pasajeros que deben pagar hasta Q5 por un trayecto de poco más de 4 kilómetros. “Me pasa casi todos los días, a mí solo me dicen que empiece a cobrar cuando ya sea de noche”, explica Carlos.

Su trabajo es simple, pero un apoyo para su padre, que generalmente está conduciendo el bus, o colabora para otro conductor. Carlos recibe de pago la mensualidad del colegio. “Yo le ayudo a mi papá y como recompensa me paga mi colegiatura”.  



Foto: Cristian Ramírez 

Mientras por la misma zona, todas las mañanas José se levanta para asistir a la escuela. Su mamá arregla a sus hermanitos, a él le toca prepararse la comida. “Me preparo únicamente dos panitos para no dejar sin comida a los demás”, comenta José. 

Al salir de clases se dirige a casa a traer su caja de chicles, con esto apoya a su familia, “a mí no me molesta, lo hago porque quiero ayudar a mi mami”, expresa. De lunes a viernes en zona 1 de Mixco se observa a José con un grupo de niños entre 5 a 12 años, muchos vendedores y otros lustradores. Cada uno se junta luego de la escuela, para poder llevar el sustento diario a sus hogares.

Según José, para ellos es “normal” salir a vender, no consideran que estén violando sus derechos, sino, es un ingreso para su hogar. “Lo que gano es para todos en mi casa y lo hago por mi propia voluntad”, cuenta. Si esto fuera o no verdad, para el pequeño de 12 años, estudiar y trabajar es su manera de salir adelante.



Foto: Gaby Rodríguez 

Más cerca de la ciudad por el Periférico, se encuentra Luisito, un niño de 10 años que busca un futuro más estable. La sociedad lo ve como “otro vendedor más”. En el reflejo de sus pequeños ojos cafés esconde sus sueños rezagados, sus pequeñas manos un poco sucias cargan una caja de chicles y dulces; esperando que alguien de buen corazón pueda comprarle algo.

Lucha como los miles de guatemaltecos que buscan el sustento diario, trabaja en la mañana y estudia en la tarde en una escuela pública de la zona 1. “Vivo junto a mi hermana pequeña y progenitora, que vende tortillas”. Con lo que gana logra ayudar en algo a su mamá Mina, como él dice y comprarse cosas en la escuela. “Sueño en ser doctor para ayudar a los que no tienen, mi equipo favorito es Brasil y veo el mundial en una cafetería donde también hago mis tareas.



Foto: Astrid Diaz 

Puedes encontrar un sinfín de historias en las calles de nuestra Guatemala. Cada una de ellas tiene algo que enseñarle a la sociedad. ¿Crees que los niños tienen un futuro próspero en nuestro país? ¿Tendrán una oportunidad de ser alguien en su comunidad? ¿Tienen algo que enseñarnos a nosotros?  

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